"Parte de tu alma estará dormida hasta que no hayas amado a un animal" Estas sabias palabras de Anatole France me vienen hoy a la mente cuando nos deja quien ha sido nuestra compañera durante tantos años.
Chelo es miembro de la cuarta generación de fox terrier que ha compartido su vida con nosotros. Esta singular relación entre familias caninas y humanas comienza en los años 90 cuando Gina, un precioso ejemplar nacido en París acostumbrado a vivir entre fotógrafos y modelos, cambia la gran ciudad por la tranquila vida en el campo al sur de Navarra.
Aunque Chelo nos deja con dieciséis años -el equivalente a un humano centenario- ha conservado su fortaleza y su alegría de vivir prácticamente hasta el final de sus días. Si tuviera que definirla con una sóla palabra, tomaría prestado del alemán el término gemütlich.
